Cuando los padres no están presentes, o si lo están es de forma intermitente o ansiosa, el niño acabará perjudicado y, quizá, pueda llegar a desarrollar el trauma de apego. Esto llevará consigo consecuencias psicológicas, físicas y sociales a lo largo de su vida. Estos Traumas son debido a heridas de infancia.
Esto le puede acabar produciendo un trauma de apego inseguro que puede clasificarse de la siguiente manera:
- Evitativo: tienden a rechazar las relaciones sociales y muestran una predisposición a aislarse. En la edad adulta, se producen sentimientos de rechazo de la intimidad con otros y de dificultades de relación.
- Ansioso: se muestran muy sensibles ante el rechazo e intentan llamar constantemente la atención para ser atendidos. De adultos, el apego ansioso-ambivalente provoca, una sensación de temor a que su pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas, ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Un ejemplo de este tipo de apego en los adultos es la dependencia emocional.
- Desorganizado: no son capaces de controlar sus reacciones ante momentos de estrés emocional, por esto, tienden a no controlar sus emociones. De adultos suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo.